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RenovarNoticias
Domingo 25 de mayo de 2014
Mariana Aylwin y reforma educacional: "Hay que tener en mente el Transantiago"
Ex secretaria de Estado aborda el proyecto que pone fin al lucro, la selección y el financiamiento compartido en la educación escolar. "La calidad se logra con muchas cosas, pero las principales no son las que están en este proyecto", dice.
Waldo Díaz
La ex ministra Mariana Aylwin (DC) ha seguido de cerca el debate que se ha generado en torno a los dos proyectos de reforma educacional que firmó esta semana el Gobierno. Del que establece una nueva institucionalidad a nivel parvulario tiene aprensiones muy acotadas y estima que tendrá una tramitación expedita en el Congreso. Su análisis es distinto frente a la iniciativa que pone fin al lucro, la selección y el financiamiento compartido en la educación escolar.
-¿Por qué?
-Es una reforma muy compleja. Aborda temas bastante sensibles ideológicamente y sobre los cuales hay visiones opuestas. Por lo tanto, aunque el Gobierno tenga mayoría la discusión va a ser difícil y probablemente también lo será su implementación. Me cuesta entender que el Gobierno haya partido por abordar estos temas y no la crisis de la educación municipal y la carrera docente, que son urgentes. A mi modo de ver, tienen mayor impacto y tendrían más acuerdo. Pero, en fin, eligieron esto, y me parece que denota una mirada más bien ideológica. También hay un desconocimiento de los problemas reales de los colegios: ni la selección ni el lucro tienen hoy día una incidencia tan grande en los problemas del sistema educativo. Los colegios que seleccionan son una minoría.
-¿Por qué el fin del lucro no tiene ese impacto?
-El 80% o 90% de los colegios son de un solo sostenedor con un colegio pequeño. Entonces, tampoco es que aquí exista el gran mercado y gran negocio de la educación que está impidiendo que la calidad mejore.
-¿Y el copago?
-De todos los temas que aborda el proyecto me parece que es el más importante, porque de alguna manera es el que va a garantizar la gratuidad del sistema. Soy escéptica, sin embargo, respecto de que los padres que puedan aportar no lo sigan haciendo, voluntariamente o a través de un mercado extraescolar. Además, el proyecto congela el financiamiento compartido en $84 mil máximo, que debería ir disminuyendo gradualmente. Pero da la impresión de que la ley no garantiza el financiamiento para aumentar la subvención en $84 mil para todos, que es lo que tendría que terminar pasando.
-¿Qué efectos no deseados puede tener esta reforma?
-Ojo con el que pudiera tener en la educación municipal. Porque si toda la educación va a ser gratuita y no hay una reforma municipal importante, la matrícula podría seguir disminuyendo. No porque los padres sean ignorantes o ilusos, como señaló el ministro (Nicolás) Eyzaguirre, prefieren irse a un colegio particular subvencionado. Los padres prefieren el sistema privado porque en general tienen más clases, menos huelgas y más disciplina, y no porque haya niños más rubios en esas escuelas.
-Eyzaguirre señaló que "las familias son seducidas por ofertas de colegio inglés que solo tienen el nombre en inglés y que le ofrecen al niño que posiblemente el color del pelo va a ser un poquito más claro". ¿Cuál es su percepción?
-Ahí hay una visión elitista desde la superioridad social e intelectual. No comparto en absoluto su juicio. Hay un desconocimiento de la realidad y de lo que los padres hacen por sus hijos en cada lugar de Chile y en los sectores más modestos también. Los padres no son tontos.
Calidad de la enseñanza
-¿Cree que el proyecto garantiza la calidad en la educación?
-La calidad se logra con muchas cosas, pero las principales no son las que están en este proyecto. Podrían contribuir, pero no estoy segura de eso. Las principales políticas para mejorar calidad tienen que ver con una buena formación inicial de docentes, apoyo y una carrera docente atractiva, recursos en los establecimientos para poder atender la diversidad. La evidencia internacional muestra que los países que tienen mejores resultados hacen grandes inversiones en sus profesores y en que todos los alumnos aprendan, incluidos los que tienen más problemas o menos ventajas. Eso no está en estos proyectos.
-¿Está sobredimensionado el rol del Estado?
-Hay una convicción en estos proyectos de que desde la ley, o desde la construcción intelectual, y a mi modo de ver ideológica, se solucionan los problemas. Yo creo que se resuelven con políticas más concretas que estos cambios legislativos, que son muy radicales y difíciles de implementar. Hay demasiadas expectativas sobre estos proyectos desde el Gobierno, son desmedidas.
-¿Qué otros riesgos advierte?
-Hay que estudiar más el proyecto; por ejemplo, los efectos que va a tener el fin del lucro, tal cual está planteado ahí. Como ya señalé, no es algo irreal que si todos los colegios son gratuitos en vez de que aumente la educación municipal termine disminuida. Puede que haya efectos que no se están previendo. No sé cuál va a ser la reacción de los sostenedores, a lo mejor van a aceptar el sistema o a lo mejor no y venden sus colegios y se los entregan al Estado. No sé cuáles irán a ser sus efectos, pero es evidente que puede verse afectada la libertad de enseñanza si eso ocurriera. En ese sentido, hay que tener en mente el Transantiago, porque se hizo una construcción intelectual, pero cuando se implementó las cosas funcionaron de una manera distinta de lo que pensaron los expertos.
-Han existido críticas por la inversión del Estado en infraestructura, ¿las comparte?
-Lo que se invierte en terminar con el lucro y el copago en comparación con lo que se invierte en educación inicial es muchísimo más. Eso es una pena, porque probablemente lo que podría tener más impacto en revertir la desigualdad sería invertir en educación inicial.
-¿Existen prejuicios frente a la educación subvencionada en la Nueva Mayoría?
-Hay un sector importante de la Nueva Mayoría al que no le gustan los particulares subvencionados, con o sin fines de lucro, y tienen una añoranza de la educación pública tradicional.
La ex ministra Mariana Aylwin (DC) ha seguido de cerca el debate que se ha generado en torno a los dos proyectos de reforma educacional que firmó esta semana el Gobierno. Del que establece una nueva institucionalidad a nivel parvulario tiene aprensiones muy acotadas y estima que tendrá una tramitación expedita en el Congreso. Su análisis es distinto frente a la iniciativa que pone fin al lucro, la selección y el financiamiento compartido en la educación escolar.
-¿Por qué?
-Es una reforma muy compleja. Aborda temas bastante sensibles ideológicamente y sobre los cuales hay visiones opuestas. Por lo tanto, aunque el Gobierno tenga mayoría la discusión va a ser difícil y probablemente también lo será su implementación. Me cuesta entender que el Gobierno haya partido por abordar estos temas y no la crisis de la educación municipal y la carrera docente, que son urgentes. A mi modo de ver, tienen mayor impacto y tendrían más acuerdo. Pero, en fin, eligieron esto, y me parece que denota una mirada más bien ideológica. También hay un desconocimiento de los problemas reales de los colegios: ni la selección ni el lucro tienen hoy día una incidencia tan grande en los problemas del sistema educativo. Los colegios que seleccionan son una minoría.
-¿Por qué el fin del lucro no tiene ese impacto?
-El 80% o 90% de los colegios son de un solo sostenedor con un colegio pequeño. Entonces, tampoco es que aquí exista el gran mercado y gran negocio de la educación que está impidiendo que la calidad mejore.
-¿Y el copago?
-De todos los temas que aborda el proyecto me parece que es el más importante, porque de alguna manera es el que va a garantizar la gratuidad del sistema. Soy escéptica, sin embargo, respecto de que los padres que puedan aportar no lo sigan haciendo, voluntariamente o a través de un mercado extraescolar. Además, el proyecto congela el financiamiento compartido en $84 mil máximo, que debería ir disminuyendo gradualmente. Pero da la impresión de que la ley no garantiza el financiamiento para aumentar la subvención en $84 mil para todos, que es lo que tendría que terminar pasando.
-¿Qué efectos no deseados puede tener esta reforma?
-Ojo con el que pudiera tener en la educación municipal. Porque si toda la educación va a ser gratuita y no hay una reforma municipal importante, la matrícula podría seguir disminuyendo. No porque los padres sean ignorantes o ilusos, como señaló el ministro (Nicolás) Eyzaguirre, prefieren irse a un colegio particular subvencionado. Los padres prefieren el sistema privado porque en general tienen más clases, menos huelgas y más disciplina, y no porque haya niños más rubios en esas escuelas.
-Eyzaguirre señaló que "las familias son seducidas por ofertas de colegio inglés que solo tienen el nombre en inglés y que le ofrecen al niño que posiblemente el color del pelo va a ser un poquito más claro". ¿Cuál es su percepción?
-Ahí hay una visión elitista desde la superioridad social e intelectual. No comparto en absoluto su juicio. Hay un desconocimiento de la realidad y de lo que los padres hacen por sus hijos en cada lugar de Chile y en los sectores más modestos también. Los padres no son tontos.
Calidad de la enseñanza
-¿Cree que el proyecto garantiza la calidad en la educación?
-La calidad se logra con muchas cosas, pero las principales no son las que están en este proyecto. Podrían contribuir, pero no estoy segura de eso. Las principales políticas para mejorar calidad tienen que ver con una buena formación inicial de docentes, apoyo y una carrera docente atractiva, recursos en los establecimientos para poder atender la diversidad. La evidencia internacional muestra que los países que tienen mejores resultados hacen grandes inversiones en sus profesores y en que todos los alumnos aprendan, incluidos los que tienen más problemas o menos ventajas. Eso no está en estos proyectos.
-¿Está sobredimensionado el rol del Estado?
-Hay una convicción en estos proyectos de que desde la ley, o desde la construcción intelectual, y a mi modo de ver ideológica, se solucionan los problemas. Yo creo que se resuelven con políticas más concretas que estos cambios legislativos, que son muy radicales y difíciles de implementar. Hay demasiadas expectativas sobre estos proyectos desde el Gobierno, son desmedidas.
-¿Qué otros riesgos advierte?
-Hay que estudiar más el proyecto; por ejemplo, los efectos que va a tener el fin del lucro, tal cual está planteado ahí. Como ya señalé, no es algo irreal que si todos los colegios son gratuitos en vez de que aumente la educación municipal termine disminuida. Puede que haya efectos que no se están previendo. No sé cuál va a ser la reacción de los sostenedores, a lo mejor van a aceptar el sistema o a lo mejor no y venden sus colegios y se los entregan al Estado. No sé cuáles irán a ser sus efectos, pero es evidente que puede verse afectada la libertad de enseñanza si eso ocurriera. En ese sentido, hay que tener en mente el Transantiago, porque se hizo una construcción intelectual, pero cuando se implementó las cosas funcionaron de una manera distinta de lo que pensaron los expertos.
-Han existido críticas por la inversión del Estado en infraestructura, ¿las comparte?
-Lo que se invierte en terminar con el lucro y el copago en comparación con lo que se invierte en educación inicial es muchísimo más. Eso es una pena, porque probablemente lo que podría tener más impacto en revertir la desigualdad sería invertir en educación inicial.
-¿Existen prejuicios frente a la educación subvencionada en la Nueva Mayoría?
-Hay un sector importante de la Nueva Mayoría al que no le gustan los particulares subvencionados, con o sin fines de lucro, y tienen una añoranza de la educación pública tradicional.